Sebastian con la camiseta de su actual club

martes, 9 de septiembre de 2014
"El loco la picó"
Abreu, además de tener una trayectoria muy larga e importante y ser reconocido por eso, Él ha tomado una trascendencia muy significante por la manera de ejecutar los penales. Sin dudas que hay que tener agallas para patear lo penales como lo hace Sebastian.. picándola. En el Mundial 2010, en Sudáfrica, Uruguay disputaba con Ghana, un lugar en las semifinales. En los 90 minutos y en el tiempo extra no se sacaron ventajas, es por eso que debieron recurrir a la instancia de los penales.
Si Abreu metía el gol, su selección iba a estar en semifinales, si erraba, la serie continuaba... Pero eso no ocurrió... "EL LOCO LA PICÓ"
A continuación, un fragmento de una entrevista, donde el crack uruguayo habla sobre ese histórico momento.
“El Loco la picó”. Una frase para la posteridad... Sí, quedó instalada en la sociedad por aquel momento sublime que nos tocó vivir a todos. Cada vez que la dicen o la leo me genera orgullo, satisfacción, cosquilleo. Picaste 25 penales, ¿de los “normales” cuántos tenés? Deben ser 60 en total: de los 25 picados, erré sólo 2; de los otros 35, serán unos 8 o 9 errados. Picarla depende de la situación del partido, del arquero, de lo que nos estamos jugando.
¡En el Mundial te jugabas mucho y la picaste igual! ¡Me jugaba todo! El pasaje a una semifinal con mi país, un proyecto, pero ahí va la parte psicológica y yo interpreté que el arquero se iba a jugar a un palo porque era un penal decisivo. Después, muchos dijeron: “Ghana es el único país donde no sabían que el Loco la picaba”. Y no era así: al arquero le habían pasado un informe de los ejecutantes y aparte Kingson atajaba en Inglaterra.
¿En qué momento decidiste picarla? Cuando vi que el arquero, antes de que patearan, daba un paso adelante y elegía un palo. Por eso supuse que no iba a quedarse en el medio. La idea era picarla o darle de cachetada, al medio, pero como en Johannesburgo hay altura y la pelota corre más rápido, pensé que si el arquero la rozaba con el pie, capaz que se iba por arriba. Picada, con la lentitud de la pelota, no le iba a dar tiempo a levantarse.
Hiciste casi un estudio científico. No fue una improvisación. Aparte ya te dije: yo piqué 25 veces un penal. Por las dudas, mientras iban pateando, lo corroboraba con Fucile, mi compañero que tenía al lado. Necesitaba que uno me confirmara lo que estaba viendo. Entonces ta… “Fuchi, se está jugando antes, ¿no?”, le pregunté en el primero. “Sí, Loco”, me contestó. Al segundo, lo mismo. “Sí, Loco”. Y cuando le pregunté por tercer vez, se sacó: “Loco, picala y no me rompas más las bolas” (risas).
O sea que Fucile era el único que sabía que la ibas a picar. Creo que en el fondo todos sabían. O dudaban: ¿será que lo va a hacer hoy? El día anterior, el Maestro (Tabárez) nos hizo patear tres penales a cada uno. Tiré uno al palo derecho, otro al izquierdo y uno lo pinché. Erré los tres. Ahí vino Eguren y me dijo: “Papote, vamo’ arriba que capaz mañana te necesitamos, ¡eh!”. Y a mí me salió, espontáneo: “Tranquilo, que mañana pasamos con la firma de la casa”. La firma de la casa. Eguren la agarró enseguida. “No, no me hagas eso, decime si la vas a pinchar que me tomo ya una pastilla para el corazón”, me rogó (risas).
¿Tabárez sabía? Algo imaginaba. Cuando el Maestro se acercó a dar la lista, me puso tercero, y le pregunté: “Maestro, ¿no me deja quinto? Para definirlo”. Me miró con cara de sospechar algo, pero aceptó. El ya lo había vivido en la Copa América 2007, en la semifinal con Brasil. Me tocó el último y si erraba quedábamos afuera. Se la piqué a Doni, besó el travesaño y se metió. Después, perdimos.
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